Es todo por hoy "muchachos de Dios"
Armando Fiesta
Mientras unos escuchan atentamente al Profesor, yo dibujo con mi lápiz en un papel.
Por: Luisa Fernanda López M.
Clase de redacción… me gustaría tanto adornarla con flores y festones, regalarle una peluca y una nariz de payaso al Profesor para que me divierta un rato.
Pero aquí estoy, sin flores ni un payaso, sentada al lado de Wendy, pensando en que momento va a sonar “la campana”, bueno en este caso no sería una campana (en la universidad no suena la campana) más bien esperando el momento en que el Profesor diga:“Es todo por hoy “muchachos de Dios”.
Mientras tanto, mis oídos están puestos sobre el Profesor, TEMA DEL DIA: La Crónica, NIVEL DE ATENCIÓN: lo necesario para que el profesor se sienta escuchado. Mi mente anda merodeando por el cielo, mientras mis manos van plasmando huellas, aros y un nombre sobre un pedazo de papel (una carta para mi novio), en este momento no hay nada mas en que pensar.
“Enciendan sus monitores” dice el Profesor, en cuanto yo me imagino a Wendy encendida (monitora de la clase), chascarrillo de momento que solo puedo entender yo. El silencio del salón es interrumpido por el Profesor, que como raro regaña nuevamente a Camila, pero como ella ya es “grande” se defiende abriendo sus ojos verdes como manzana de árbol, reprochando lo dicho por el Profesor.
El Profesor se dispone a darnos el trabajo del día, el sueño y la pereza van dejando la sala, y cada uno de los estudiantes se dispone a cumplir “con la labor del día”; en este caso realizar una pequeña crónica, pero antes de empezar a redactar el Profesor nos lee un ejemplo de crónica, su tema se basaba en los nuevos estudiantes y sus sueños, sueños que se cumulan en “la esfera de sueños de Inpahu”.
Mientras Sonia pone la letra mínima para que el Profesor no lea lo escrito, Wendy se despliega en “un tratado”, y yo con mi lápiz y papel comienzo a plasmar mis ideas. “Apaguen sus monitores” dice el Profesor, y nuevamente nos lee otra crónica, esta vez sobre buses.
Armando Fiesta
Mientras unos escuchan atentamente al Profesor, yo dibujo con mi lápiz en un papel.
Por: Luisa Fernanda López M.
Clase de redacción… me gustaría tanto adornarla con flores y festones, regalarle una peluca y una nariz de payaso al Profesor para que me divierta un rato.
Pero aquí estoy, sin flores ni un payaso, sentada al lado de Wendy, pensando en que momento va a sonar “la campana”, bueno en este caso no sería una campana (en la universidad no suena la campana) más bien esperando el momento en que el Profesor diga:“Es todo por hoy “muchachos de Dios”.
Mientras tanto, mis oídos están puestos sobre el Profesor, TEMA DEL DIA: La Crónica, NIVEL DE ATENCIÓN: lo necesario para que el profesor se sienta escuchado. Mi mente anda merodeando por el cielo, mientras mis manos van plasmando huellas, aros y un nombre sobre un pedazo de papel (una carta para mi novio), en este momento no hay nada mas en que pensar.
“Enciendan sus monitores” dice el Profesor, en cuanto yo me imagino a Wendy encendida (monitora de la clase), chascarrillo de momento que solo puedo entender yo. El silencio del salón es interrumpido por el Profesor, que como raro regaña nuevamente a Camila, pero como ella ya es “grande” se defiende abriendo sus ojos verdes como manzana de árbol, reprochando lo dicho por el Profesor.
El Profesor se dispone a darnos el trabajo del día, el sueño y la pereza van dejando la sala, y cada uno de los estudiantes se dispone a cumplir “con la labor del día”; en este caso realizar una pequeña crónica, pero antes de empezar a redactar el Profesor nos lee un ejemplo de crónica, su tema se basaba en los nuevos estudiantes y sus sueños, sueños que se cumulan en “la esfera de sueños de Inpahu”.
Mientras Sonia pone la letra mínima para que el Profesor no lea lo escrito, Wendy se despliega en “un tratado”, y yo con mi lápiz y papel comienzo a plasmar mis ideas. “Apaguen sus monitores” dice el Profesor, y nuevamente nos lee otra crónica, esta vez sobre buses.
Gritan: son las once, son las once, y todo regresa a mi cuerpo, las alas del cuaderno se extienden para resguardarse nuevamente en la maleta, mi lapiz guarda su mina; la boca del Profesor se agranda y en camara lenta, recortadas una por una de una revista, salen las letras que componen la tan anhelada frase "Es todo por hoy muchachos de Dios".
El Profesor pidió que redactáramos una crónica, Y ESTA ES LA MIA.
No queria que leyera porque no llevaba mas de tres o cuatro lineas... sencillamente me encanto "muchacha de Dios", ojala por el bien de todos "la esfera de los sueños de Inpahu" de los que tanto se habla se hagan realidad ;)
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