Del prestigio de ser de “sangre azul”.
No más que un sueño de amor
Alberto, entrego todo su corazón al amor de su vida, que ahora se encuentra entre nubes de lágrimas.
Por: Luisa Fernanda López Monsalve.
Mientras el cuerpo de Alberto se encuentra suspendido del límite entre cuatro paredes, su corazón y su mente mantienen viva aquella vieja historia de la cual sus ojos claman olvidarla pero el recuerdo se mantiene vivo en su pensamiento.
Esta no es una novela, y tampoco un cuento de desamor; es una historia real y dolorosa, de la cual se lograran sacar muchas conclusiones así como miles de lágrimas por parte de Alberto, su actor principal.
Alberto, el mejor músico de todo Acacias, ahora se encuentra afligido y encerrado en aquel oscuro lugar, la cárcel; todo por una gran mentira arremetida contra él. Su único sueño, hacer feliz a la mujer que más ha amado.
Vanessa, su gran amor, aquella bella mujer que con su sonrisa y su hermosura natural logro cautivar a Alberto, su historia distinta a las demás historias de amor. Todo comenzó un 15 de abril, cuando Vanessa, aquella bella niña, daría el gran paso que toda niña debe dar; cumpliría sus 15 años. Su padre Don Eduardo, al ver a su pequeña niña ya tan madura, decidió darle la mejor fiesta que se haya podido hacer en todo Acacias.
Don Eduardo era muy reconocido en todo Acacias, recuerda Alberto con extraña maleza; era reconocido, no solo por ser buen padre, también era reconocido por la cantidad de dinero que día a día iba adquiriendo, por estas razones la fiesta que se iba a llevar a cabo en su finca, tenía que ser la mejor.
Todo estaba listo, para que el 17 de abril, se festejara el cumpleaños de Vanessa, en la mente del padre hacer la fiesta más maravillosa y estrafalaria que jamás hayan hecho; en la mente de su hija, el cumplirle a su padre con todos los requerimientos que día a día le da (por el hecho de pertenecer a la clase alta).
Llego el gran día, y todo estaba listo para que en Acacias se celebrara la mejor fiesta, Vanessa estaba lista y su padre se encontraba ansioso de tener en boca de todos esta celebración; como es tradición en el pueblo, antes que nada se da una misa, para darle la bendición a la cumpleañera; siendo la 1:30 de la tarde la fiesta empezó, Vanessa estaba realmente contenta con todo lo que su padre había hecho para este día tan especial. La sorpresa de la tarde, una grandiosa serenata con los mejores músicos de todo Acacias, Vanessa al ver al cantante de esta serenata le sonrió y desde ese preciso momento se enamoro.
Se juraron eterno amor, y con la bendición de dios decidieron unirse. Su amor se consumo, sus cuerpos se juntaron en uno solo, y en el vientre de Vanessa una bella flor se planto. La preocupación aumento, el desespero reino, pero sus almas seguían juntas, ¿qué diría Don Eduardo?, pensaban los enamorados con la esperanza de tener una aceptación.
El día menos esperado llego, pues le vientre de Vanessa creció, su padre preocupado pregunto ¿pero quién te embarazo?, con firmeza Vanessa respondió: “es mi gran amor”, el cantante de la serenata, quien logro enamorarme con sus tonadas dulces y armoniosas. El padre no lo podía creer, su hija no lo podía tener, había que buscar una solución radical, o su reputación se vendría al suelo; ¿qué pensaran en el pueblo? Se preguntaba Don Eduardo, encontrando una sola respuesta, su hija tendría que abortar.
Sin el conocimiento del hecho, el aborto se realizo, Alberto no lograría despedirse de su gran amor, pues en esa hazaña Vanessa murió. La gente preguntó ¿quién fue el causante de este hecho?, Don Eduardo respondió: “fue el novio quien lo causo, sin mi conocimiento lo logro”. Un grito se escucho, ¡a ese hombre hay que castigar!, Don Eduardo lo aprobó y a Alberto se castigo.
Una mentira se condeno, y Alberto pago, su cuerpo sigue encerrado mientras su mente continua recordando aquel hecho tan atroz; por el prestigio de Don Eduardo su gran amor perdió, mientras sus ojos lloran en el cielo se ve, la imagen de Vanessa esperando por él.
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