Bienvenidos a su casa
Las fantasías de nuestros candidatos
Por: Luisa Fernanda López Monsalve
La incertidumbre crece, las encuestas suben y bajan, los personajes ríen, otros lloran y otros tan solo se aferran a su Santo. San maquillaje, San pantalones, San cerebro; ¿qué sería de nuestro país sin la gran fantasía de nuestros candidatos presidenciales?.
Las fantasías de nuestros candidatos
Por: Luisa Fernanda López Monsalve
La incertidumbre crece, las encuestas suben y bajan, los personajes ríen, otros lloran y otros tan solo se aferran a su Santo. San maquillaje, San pantalones, San cerebro; ¿qué sería de nuestro país sin la gran fantasía de nuestros candidatos presidenciales?.
La verdad, el cuento de los candidatos ya me tiene hasta la coronilla, que Juan Manuel Santos no quiere a Noemí, que Petro se sintió porque Mockus no quiere ninguna alianza con él y que el pobre Sergio Fajardo olvidó su infancia en cicla y terminó con la cadera fracturada. Pero si nos ponemos a pensar en el fondo de las cosas, todos estos acontecimientos le dan de comer a muchas personas; es decir, mientras los candidatos se pelean, se dicen cosas, nosotros los periodistas vivimos felices sacando y sacando cuanto acontecimiento cruce por nuestros ojos.
Por un instante, dejaré de hablar de los candidatos más sonados del momento, y pasaré a hablar de los “olvidados”; como son los candidatos Jaime Araujo, Jairo Calderón y por último Robinson Devia. Olvidados no solo porque no han dado de que hablar, si no porque como dirían por ahí “los conocen las mamitas y nadie más”; pero como en este país hay que ser muy recursivos, alguno de ellos tendría que sacar las uñas. El candidato Robinson Devia decidió llamar la atención e igualar a Moncayo aunque no caminará, encadenado a la estatua del Libertador en la Plaza de Bolívar, en una huelga de hambre de tiempo indefinido; a lo mejor el presidente Álvaro Uribe se apiade de él, haciéndole la visitica llevándole fruticas y mucho pan para que continúe con su lucha, mientras Devia aprieta pierna para aguantar sus ganas de ir al baño.
Terminaré hablando del candidato Jairo Calderón y de lo bonito que se vería nuestro país con un sombrero llanero. No sería una mala idea que Jairo Calderón llegase a la presidencia, regalando sombreros llaneros para todos sus trabajadores, que en la casa de Nariño se hagan celebraciones porque si o porque no con música llanera, que nuestra querida Noemí baile joropo con Santos, que Gustavo Petro haga los coros y que Antanas Mockus decore la casa con girasoles.
Al fin y al cabo, todo queda en las fantasías de nuestros candidatos presidenciales.
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