sábado, 15 de mayo de 2010

CRÓNICA RECICLADORES

Los héroes de la basura

“El Faraón del Churrito”

Guillermo Buitrago entre papel, cartón y plástico, rapea para olvidarse de su situación.
Por: Luisa Fernanda López Monsalve.

Esta no es una historia como las demás, es una historia de la cruda realidad que día a día evidenciamos por las calles de la ciudad; que se desata entre cartón, papel, plástico y aluminio. Esta es la historia de “los héroes de la basura”.

Son las 5:30 de la mañana, la ciudad aun se encuentra un tanto desolada, los pájaros aun se encuentran cobijados por el calor de las ramas, los perros están resguardados bajo los automóviles y los habitantes de la ciudad se encuentran placenteramente bajo 3 cobijas de terciopelo; pero hay quienes no gozan de esta dicha.

“Quien madruga Dios le ayuda”, este dicho parece ser muy importante para los habitantes de La Colombianita, quienes madrugan día a día para conseguirse el alimento y el dinero para su sustento diario. “Amor es hora de levantarse”, le dice Yaneth a su esposo Guillermo, dándole unas cuantas palmaditas en su rostro pequeño y redondo; mientras Yaneth calienta el café de la mañana, Guillermo se dispone a darse un baño con agua caliente. Su uniforme de trabajo (un overol color azul) se encuentra listo encima de su pequeña pero acogedora cama, al lado de este su peineta con la que cada madrugada se arregla su cabello corto y su bigote tipo candado que rodea parcialmente su rostro.

“Que Dios y la Virgen te acompañen”, dice Yaneth mientras Guillermo se despide con un gran beso en la mejilla; Yaneth lo despide desde la puerta, observando cómo Guillermo se dirige muy cuidadosamente hacia el pequeño establo donde se encuentra Faraón su compañero fiel de trabajo. Ese pequeño establo está construido del mismo material que día a día Guillermo extrae de las basuras, reciclaje.

Con un silbido, Guillermo llama a Faraón mientras alista su coche o como él lo llama “La Trochera”, porque según Guillermo no lo deja varado en ningún lado. Después de 15 minutos todo está listo para salir a trabajar, y recorrer las calles con su amigo Faraón, para escarbar entre la basura y encontrar esos bellos tesoros con los que sostiene a su familia.

“Todo tiene que hacerse antes de las 6:30 de la mañana que pasa el carro de la basura, este es nuestro primer desafío”, argumenta Guillermo mientras pasa con La Trochera frente al Carrefour de paloquemao ubicado en la Carrera 30 con Calle 19; y aunque muchos no lo crean, es este Carrefour la pared trasera de la casa de miles de habitantes de La Colombianita.

Los tesoros se encuentran ya listo en las calles de la ciudad, para hacerlos más misteriosos las personas los introducen en bolsas negras sin saber el verdadero significado de lo que se encuentra dentro de ellas. Si, esos grandes arrumes de basura que día de por medio las familias acumulan en sus hogares son los tesoros más preciados para estos carreteros, o como vulgarmente se les conoce, zorreros.

Pero son estos carreteros quienes sin el mayor asco buscan entre la basura para recolectar cartón, papel, plástico, y aluminio: Guillermo uno de los miles de carreteros, es un ejemplo a seguir para sus vecinos, no solo es un hombre luchador y trabajador, también es el Presidente de la Junta del barrio, es padre de 5 hijos y esposo a la vez. En sus tiempos libre, Guillermo trata de desarraigarse un poco de esta realidad, y busca entre sus liricas y sus efectos vocales una solución para el problema que los habitantes de La Colombianita tienen que soportar todos los días, y que aunque sus hogares estén rodeados por varias organizaciones que supuestamente desean ayudarlos, estas ayudas aun no se ven por el territorio de La Colombianita.

Guillermo ya está acostumbrado a los insultos que día a día le arrojan los transeúntes ya sea porque si o porque no; pero tanto Guillermo como los demás carreteros podrían ser considerados como “los héroes de la basura”, ya que dedican largas jornadas de trabajo buscando entre las basuras de la ciudad el reciclaje que los sostiene, soportan las altas temperaturas y en muchos casos las lluvias que envuelven la ciudad.

Después de un largo recorrido por las calles de la ciudad, Guillermo y su gran amigo Faraón se disponen a volver a La Colombianita, con su carreta llena de papel y cartón Guillermo no puede ocultar su felicidad e imagina la cara de su esposa Yaneth al ver cuanto reciclaje logro recolectar el día de hoy. Al llegar a La Colombianita, Guillermo se baja de su carreta y abre su gran establo para guardar en el a su amigo incondicional Faraón, a quien deja con comida y agua listos hasta el día siguiente; al entrar a su pequeña casa encuentra a sus cinco hijos y a su esposa Yaneth reunidos en la sala frente a un pequeño televisor, que aunque no es un televisor pantalla plana ni de 21 pulgadas, reúne diariamente a la familia para compartir un rato de distracción entre padres e hijos.

Aunque Faraón o Guillermo no lleven puestos unos calzoncillos rojos o una capa azul, estos y los demás carreteros de La Colombianita serán los “héroes de la basura”, y serán ellos quienes diariamente dedicaran gran parte de su tiempo, de su valioso tiempo, a buscar aquellos grandes tesoros que los demás desechan pero que para ellos significan su sustento diario, por su familia y la lucha por un nuevo resurgir.

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